Poemas
Una mujer alucinante
No me alcanza con saber tu nombre
ni desearte al verte caminar.
En mí duerme tibia la dulzura
que venció a los montes,
que jamás se marcha.
Con retazos del verano
tejo copos deinvierno,
en la esperanza escondida
de que me mires adentro
como yo te descubrí,
te inventé y siento celos.
Vendrás a preguntarme
donde habito o que hay de mí.
Dire simplemente que vivo en un árbol,
me alimento de palabras
y mi obsequio preferido es la flor;
que corro libre las olas del mar,
detrás de un niño perdido
hoy hecho duende,
pero enloquecido por una mirada
a la cual le entregaría el corazón,
la ansiedad y el pobre todo.
(De "Testimonios en la decadencia" (1994)
La Celeste Inmensidad
El mar de los sueños
y la incomparable destreza
de los sentidos,
riman bautizados en la arena,
juegan con burbujas cristalinas.
Penetramos la celeste inmensidad
vueltos ángeles o demonios,
inocentemente sátiros
demandados por un vaso griego,
a visitar la inolvidable tierra
de las fantasías deseadas,
de las cópulas indomables,
del amor iluminado
desde el atardecer eterno,
que sortea la ambigua sensación
de sufrir y disfrutar inconscientes.
La llave mágica al paraíso,
desvanece anclada
como la nave insignia del ocaso.
En los oscuros fragmentos de la mente,
sublimes estrofas destinadas a morir
comparan tu forma de diamante
con instantes de ansiedad,
saltos al infinito.
Te llevaré en brazos
donde las rosas azules
deslumbran el silencio.
Necesito volver a encontrarme.
Hombre Medieval
Déjame romperte en pedazos
para saber que no estás dormida,
quiero roerte tiernamente…
Necesito el chillido de la seda
al abrirse en finísimos jirones,
sentirte otra vez…
El conjuro de tus moldes ásperos,
tus piernas tibias
como una capa en la noche.
Te buscaré por el resto del pantano
hasta dar contigo.
Mi hacha tiene sed
y la vaina de la espada
se muere del deseo de gemir.
La hiedra venenosa
destilará su hábito meditabundo y morboso;
las hechiceras tiritarán en sus catacumbas;
al bostezar la niebla serás una víctima de mi amor,
de la antípoda de los dioses
que me maldijo con el llanto.
Sudarás los perfumados fluidos que te atavían,
rogarás el paso de las horas.
Bailando en las fogatas,
Erizarás el áspid de mi lugar más cruel.
Esta noche voy a partirte el aura.
Sin Tu Amor No Existe Sueño
Sin tu amor
no existe sueño,
ni el ansia
de los días por venir…
Se apagarán las fragancias,
callarán los dulces versos,
arderá el mismo bosquejo
de la senda a concluir…
Es que sin tu amor,
se estrellarán las mañanas
en la más negra tormenta;
ya no existirá la afrenta
ni el viento ardiendo en los ojos,
ni siquiera el estigma malicioso
si clavándome su daga me sorprende.
Sin tu amor,
será culminar el viaje
al desolado paraje
donde se anhela morir,
regar la tierra
con sangre
si así te hiciera sentir….
Porque sin tu amor;
¿cómo concebir la vida?...
Sin tu amor,
no existe sueño
ni el arte de volver a amar…
Jamás…
Jamás…
Jamás…
Sonidos del corazón
¿Por qué no puedo amar
con el sueño de vivir mi fantasía?.
¿Por qué,
despojado del placer
envolviendo al alma mía?.
¿Por qué buscar,
hallar o ansiar
otra historia tan vulgar
como la mayoría,
si yo quiero alcanzar
el cielo aunque no exista?...
Si veo en cada caricia,
la gloria y la armonía
de una pasión desenfrenada.
Tengo un duende;
¿cómo deshacerme de él
en nombre de lo usual,
desdeñar el amor inmortal,
quien puede estar
en cientos de ojos
que me miran…
¿Pero dónde?...
El fruto sagrado
muere en la vid sin respuesta…
¿Ahora puedes ver,
debajo del monte
en que te sientas,
como se llevan el cadáver
de otro sueño?...
Amarnos sin nada más que esperar
Te daré el corazón
cada día de mi vida.
Aunque alguna vez
no me ames,
o la vulgar intriga
sea más fuerte
que las promesas
de amor sincero;
nada me impedirá
soñarte conmigo
así muera de silencio.
Puedo despertar ansioso
en las mañanas,
corriendo, cuál niño,
a la ventana
a recibir tanto amor
como hojas
sobre el viento;
hallazgo inusitado
de una vida
que se iba
cuando apenas llegabas.
La idea de perderte
me subleva y arrastra
al confín de la desgracia,
a sospechas paranoicas,
a contemplar la ingenuidad
más hermosa y temida;
ayudarte a tropezar,
como títere de esbirros,
que conspiran su maldad
por incapaces de albergar
cuanto sentimos.
Estoy vacío;
¿cómo probar
ser hombre digno,
merecer tu mano,
forjar una senda
donde afloren niños,
con la verdad,
-hija del tiempo-
sin Dios de único testigo,
que todo lo dicho
es cierto?
Me muero;
te llevo en la piel.
Tu entorno vigía
acusa mis fallas,
se ríe a hurtadillas
de la situación.
La cruel desconfianza
sembrada entre dudas,
borra las palabras
desde el corazón.
Quisiera que este día
tu sensación de ensueño,
me encuentre gloriosa
como la primera vez,
sabiendo amarte
con un amor sincero,
tan incondicional,
que entiendas antepongo
tu alegría,
a mi felicidad.
Quiero despertar contigo,
destemplar cada puesta de sol
sobre las tibias frazadas;
los dedos enredados
de alucinada pasión
gozo a gritos,
sellar nuestro destino;
amor eterno
de marido y mujer.
Pertenecernos,
envejecer de amarnos
sin esperar nada más…